Por la mañana, fui a comprar
alimento para mis cinco gatitos.
El señor que lo vende, es una
persona de carácter más bien reservado, algo adusto, pero conmigo, se da a la
conversación.
Vive su presente desde el pasado.
Las charlas que tenemos, hablando de las cosas que hoy acontecen, él las
comenta desde un tiempo ido, no sé cómo hace, pero mientras hablamos, nos
estamos refiriendo al presente.
Tiene en un pendrive, 400 temas
musicales de los años 60 y 70, y los escucha todo el tiempo; tuvo un programa
de radio, donde difundía esa música. Y sabe de qué habla cuando opina sobre
aquellos años sonoros.
Lo mismo con el equipo de fútbol
con el cual simpatiza: por comparación, hace análisis sobre lo que hoy sucede,
me dice que “tal jugador, en aquellos tiempos, producía determinadas jugadas
dada la posición que ocupaba en el campo de juego, entonces hoy, fulano,
tendría que moverse por el mismo lugar y así, sería más productivo y el equipo
estaría mejor armado para enfrentar al contrincante”. Es como si no se tratara
de nombres, sino de una estrategia futbolística.
Respecto de lo social, dice
que “hoy, se intenta ser solidario ante una catástrofe, para socorrer o ayudar
a quien lo necesite, pero esa solidaridad, antes, se daba en todos los
aconteceres de la vida, ayudando a quien se construía la casita, o, cuando una
mujer del barrio enviudaba, los vecinos colaboraban con lo que podían para que
el desamparo de de la viuda no se notara tanto”; “claro, agrega, antes la mujer
no trabajaba, salvo casos excepcionales, entonces dependía de lo que el marido
trajera a la casa desde su trabajo, por eso se salía a ayudarla.”
Y así sigue hablando, cada vez
que voy, contando anécdotas, o filosofando desde una perspectiva cotidiana.
Esta mañana, al llegar yo para
comprar el alimento de los gatos, luego del saludo, agregué: -Gervasio. Qué día
hermoso ¿verdad? Parece primavera.
Respondió: -Sí, un hermoso día.
Antes, uno miraba ese cielo y estaba lleno de barriletes. Hoy no hay
barriletes. ¿Será siempre el mismo cielo?
En ese momento llegó al local
otra clienta, entonces me despedí y volví a casa.
Quedé pensando en los barriletes
y me fui bien adentro, lejos en el tiempo, para memorar las salidas que hacíamos
con los amigos del barrio para recorrer quintas, buscando cañas, y así
seleccionar las mejores; todo en un análisis profundo de cuáles eran las
mejores para poder hacer el mejor barrilete.
Una vez conseguida “esa” que
buscábamos, se la limpiaba, y se cortaba del tamaño que queríamos fuera el
barrilete. A partir de allí, el armazón, con formas de bomba, estrella, mitad
bomba mitad estrella, cometa, cuadrado (que en verdad era un rectángulo);
cubrir ese armazón con papel barrilete, de colores, los flecos y la cola, con tiras de tela que proveían las madres.
Entonces, muchísimos metros de
hilo chanchero (el más fuerte) ir a la canchita de Banderín y hacer que el
viento se lo llevara hacia lo alto. Y allá arriba, en ese cielo, lo veíamos
pequeño, muy pequeño, sintiendo que lo habíamos remontado bien alto. La cosa, era
remontar un barrilete.
He llegado a contar cien en un
día, todos moviéndose en un vaivén lento, silencioso, como una cadencia cual
danza barriletera.
Hasta que el drama. Dos de ellos
se “enganchaban” y la desesperación de los dueños tratando de salir de ese
trance, de ese desastre que presagiaba la caída y con ello la pérdida del
barrilete y muchísimos metros de hilo, pues generalmente, dada la altura, iban
a parar lejos del lugar en que eran remontados.
La sensación que provoca en la
persona el hecho de remontar un barrilete, se me hace algo imposible de
explicar, de narrar.
Aquí, la letra del tema de La
Bersuit
BARRILETE
Estaciones de desilusión
Barriletes de mi corazón
Divagando sin buena razón
Vuelvo al primer amor
Garabatos de mi anotador
Recordando el tono de tu voz
Evocando tu forma de ser
Una niña en frasco de mujer
Pero cuando sopla el viento sur
Me arrastro hasta tu latitud
Y te busco en el fondo de un bar
O en las calles de cualquier
ciudad
Barriletes de desilusión
Todo cambia y también cambio yo
Me da miedo saber la verdad
Si te encuentro entonces, ¿qué
verás?
Dame una esperanza
Decime algo más
¿Por qué te escondiste?
¿Y para dónde irás?
Mandame una carta
Si es que te acordás
De aquellos días
Nuestros nada más
Pasa el tiempo y te idealizo más
Con tus besos de virginidad
Chocolates en tu delantal
Cruzando el parque Lezama vas
Cómo flota esta sensación
Se parece a ese planeador
Sin embargo todo es ilusión
Un fantasma en plena transición
Y no alcanza la brisa de hoy
A empujarte hasta donde estoy
Se precisa más que un huracán
Una especie de gran aluvión
Dame una esperanza
Decime algo más
¿Por qué te escondiste?
¿Y para dónde irás?
Mandame una carta
Si es que te acordás
De aquellos días
Nuestros nada más
Estaciones de reconstrucción
Barriletes de mi corazón
Enganchados a un poste de luz
Como aquel divino sueño azul
Barriletes de desilusión
Todo cambia y también cambio yo
Me da miedo saber la verdad
Si te encuentro entonces, ¿qué
verás?
Barriletes de desilusión
Barriletes de desilusión
© Helios Buira
No hay comentarios:
Publicar un comentario