Holderlin nos dice: “Puesto que
existimos como lenguaje y podemos oírnos los unos a los otros”.
En estos tiempos pareciera ser
que no es así, pues hay lugares donde la palabra (en el lenguaje) la tienen
unos pocos, el resto, amordazado.
Una cosa es no querer hablar y
otra muy, pero muy distinta es que no te dejen.
También dice Octavio Paz en
sintonía con Hölderlin: “Un libro, un texto, es un tejido de relaciones”
Y de qué manera nos relacionamos
en este mundo donde se crearon factores de poder que han roto las relaciones de
los hombres con el mundo, a la vez que las relaciones entre sí.
La diferencia es:
Mi yo, eres tú, dice la poesía
Yo soy tú, dice el poder.
Suelo preguntarme cuál habrá sido
la primera palabra expresada allá en el inicio de los tiempos.
Qué intensidad habrá tenido.
Porque luego de ello, el
lenguaje, me parece, comenzó a darle forma a las civilizaciones. Y desde ese
momento, las civilizaciones a la vez, fueron creando su lenguaje.
Cuando la palabra se relaciona,
se actualiza de manera constante y permanente. Porque la historia de los
hombres es una sola.
Por ejemplo, estas palabras que
entramó Marina Tsvietáieva, para dejarnos semejante maravilla:
A Rainier María Rilke
Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.
Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.
O lo que Safo nos legó, hace ya más de 2700 años.
Cuasi Ventus
Amor, has agitado mis entrañas como el huracán que sacude
monte abajo las encinas
Viniste.
Hiciste bien.
Yo te estaba aguardando.
Has prendido fuego a mi corazón, que se abraza de deseo.
Esa palabra que nos da el decir.
Esa palabra que descansa en los cuerpo, que es liberación cuando
se la pronuncia
Porque la poesía dice: Mi
yo, eres tú
© Helios Buira